En toda la literatura esotérica se habla de el mundo de los muertos.
Es un mundo que no pertenece al plano de las personas vivas pero que puede estar en nuestro mismo lugar, es decir cohabitando con nuestro mundo “real”.
Para algunos existen diferentes lugares a los que van los espíritus de los muertos.
Muchas religiones dividen a esos lugares y les asignan determinadas características.
Cielo, Purgatorio, Más allá, Kama-loca, Bardo, etc. son algunos de los nombres que se les da a ese lugar a donde parten las personas luego de dar su último suspiro.
Lo cierto es que, pongámosle el nombre que queramos, el mundo de los muertos figura entre las preocupaciones de todo aquel que quiere dedicarse al esoterismo, porque es un mundo que puede dar muchas respuestas esenciales. Qué es la vida, qué hacemos nosotros aquí, para qué venimos a este mundo, a dónde vamos cuando dejamos de respirar, son algunas de las cuestiones que podemos responder si nos conectamos con ese lugar.
Hay videntes que llegan a ese mundo buscando esas respuestas y otros que tan solo quieren contactar con alguien que ya no está en el mundo de los vivos.
En ambos casos hay técnicas para adentrarse en ese mundo. Y hay que conocerlas y aprenderlas para intentar acercarse a él. Muchos brujos quedaron atrapados en el más allá. Hay siempre que tener cuidado y siempre es bien vista la asistencia de un maestro.
El mundo de los muertos es real.
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